sábado, 6 de octubre de 2007

Caso real de rehabilitación

Ex-adictos que gracias a Dios, pudimos salir de ese mundo de perdición.

"Por un tiempo corto, consumí todo tipo de droga, pasando por marihuana, hatchis, LSD, hongos y metanfetaminas. Después de un tiempo, deje todo eso por varios años, ya que no le encontraba sentido a estar drogado. A pesar de esto, en el medio de una relación sentimental, recaí en el consumo, motivado a mis inseguridades y a mi necesidad de sentirme aceptado. Al principio, solo fumaba marihuana, pero poco a poco, fui cayendo en la cocaína hasta el punto de que mi consumo dejo de ser ocasional y se volvió rutinario. No concebía ninguna actividad sin relacionarla con la droga al punto en que me había vuelto un adicto recurrente, y fui perdiendo la motivación por mi trabajo, mi negocio y hasta por la vida. Me refugiaba en pequeños falsos mundos de fantasía donde dejaba volar mi imaginación, viéndome como lo que quería ser, pero al no poder alcanzar mis sueños, me refugiaba en la droga, evadiendo la realidad que me agobiaba. Ese vacío fue tan grande e imposible de llenar y para no sentir el dolor de vivir, vivía drogado. Mi pareja también consumía, aunque no en el mismo grado que yo. Me aleje de mis verdaderos amigos para juntarme con cuanto adicto encontraba. Cuando mi pareja, a raíz de los enormes problemas que el consumo generaba en los dos, me dejo, caí en el crack. Nunca lo busque, pero no era necesario, la droga ya era parte de mi vida y en algún momento se iba a presentar. Entonces, el vacío era mas profundo y me aterra recordar esas noches de insomnio y paranoia, viendo fantasmas detrás de las paredes que venían por mi. Nunca deje de trabajar, pero solo lo hacia para un propósito: comprar droga y mas nada. Al ver a mis "amigos" volverse locos, ser asesinados por disputas de drogas y compararme con los que no lo hacían y están alcanzando sus metas, mas me deprimía y mas consumía, haciéndolo ya con un único pensamiento: que con esa "piedra" me moriría. Todos los días le pedía a Dios que acabase con mi vida y mi sufrimiento y aunque no quería consumir, mi cuerpo ya me lo pedía. Entonces, un día, sin proponérmelo y por una de esas coincidencias divinas, llegue a la puerta de Hogares Crea de Venezuela, y después de un tiempo, fui aceptado en tratamiento interno. Ese momento, cambio mi vida para siempre, y las experiencias vividas allí, la ayuda que me brindaron mis compañeros, mi voluntad y necesidad de cambio y por encima de todo, la voluntad de Dios, quien en vez de matarme, me dio la oportunidad de revivir, ahora, soy una persona LIBRE de cuerpo y alma. Ya que han pasado varios años desde que salí de la institución, se me han presentado cientos de situaciones ante las cuales antes de inmediato me refugiaba en las drogas, me han tentado, y pare usted de contar, pero el haber reconocido que la adicción es un problema y que la única forma de vivir es SANO, me permiten pasar por encima de las dificultades y encontrar solución a mis problemas. Si se puede dejar de ser adicto, y aunque la droga sigue estando donde siempre, ya puedo decir ¡NO! a la droga, ya puedo sentirme seguro de mi mismo, ya se que no necesito ser aceptado por nadie mas que por mi mismo y por los que en realidad me quieren bien, y la única forma de ser aceptado es HACER LAS COSAS CORRECTAS. A los adictos que aun sufren un mensaje final: La vida sin drogas es bella, se pueden ver las cosas mejor y se vive a plenitud."

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